El siempre ácidamente racionalista de Tim Minchin destroza
en el siguiente monólogo todas esas patrañas que llevan enredando la mente de
los más simples miembros de una especie poco o nada sapiens ¡que lo disfruten!
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
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