La principal y más que ofensiva característica de los creyentes es que afirman conocer la naturaleza del más allá y si allí habitan uno, tres o tres mi dioses. Por supuesto además saben también lo que le gusta y le desagrada a esas intemporales entidades extraterrestres.
Y aun cuando por supuesto llevan milenios sin presentar la más mínima prueba objetiva de tan osadas afirmaciones, cada creyente es capaz de asegurar sin ningún género de duda que los adeptos a las otras miles de religiones que inventaron profetas dementes en su manifiesta estulticia están equivocados.
Sin embargo, la más mínima mirada racional a este asunto permite asegurar que como todas las religiones son incompatibles entre sí, sólo una de ellas (en el mejor de los casos) sería entonces la verdadera, pero ¿cómo saber cuál de todas es? ya que los adocenados creyentes se contradicen constantemente entre sí.
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