Hay una máxima aplicable a la religión: cuanto más
ignorante, estúpido e iletrado es el creyente más ofensivamente prepotente es.
Porque eso de que un trozo de galleta y un poco de vino se conviertan literalmente en el cuerpo y la sangre de un profeta demente o que un rijoso pájaro extraterrestre sea capaz de estar en todas partes (incluso dentro de la vagina de una pobre moza judía) sean dogmas de fe, violando todos los principios de la Física, es la prueba más evidente de que los cristianos son imbéciles profundos que van pregonando a los cuatro vientos su manifiesta estulticia.
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