La religión es una poderosa herramienta de control de las
masas. Si este mundo es doloroso, injusto o cruel no tiene importancia porque
en el más allá siempre habrá un maravilloso cielo en el que todo será perfecto y
todas las injusticias tendrán fin y un terrible infierno en el que todos los
malvados pagarán por sus pecados.
Y esta absurda y demente creencia es la que mantiene a las personas atadas a un triste presente, incapacitándolas para intentar eliminar las injusticias de esta nuestra única vida real y perpetuando la explotación por parte de los poderosos.
Porque la yo dijo muy acertadamente Karl Marx "la religión es el opio del pueblo" y lo confirmó muy ácidamente Napoleón:
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