La delirante y ofensiva base del cristianismo es una más que terrible podredumbre
moral, ya que bajo un supuesto manto de piedad, amor y tolerancia se
enseña fanáticamente a las personas que sus preciosos hijos recién
nacidos, esos indefensos, increíbles y maravillosos bebés recién
paridos, con sus cuerpecitos frágiles y asombrosos son sin embargo unos
individuos malvados, corruptos y culpables del mayor delito que pueda
cometer un ser humano.
Si ya has tratado en tu blog el tema de cualquiera de los artículos que lees aquí, te animo a dejar en la sección de comentarios un enlace o URL que nos lleve hacia él, siempre y cuando no sea para hacer proselitismo de la superstición en cualquiera de sus variantes. Todos ganamos con el intercambio fomentando la discusión racional.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
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