Porque si los libros sagrados directamente revelados por dios ordenan lapidar a los homosexuales y a los adúlteros, así sea. Si para ganarte el cielo y con ello el disfrute de ríos de leche y miel y caricias de 72 vírgenes tienes que inmolarte en la puerta de un hospital o dentro de un colegio lleno de infieles, pues que así sea. Si dios te ordena tener esclavos o vender a tu hija prepúber por media docena de camellos no hay discusión posible.
Porque eso de elegir o interpretar a tu gusto este o aquel pasaje de unos libros cavernícolas, machistas, homófobos, patriarcales y totalmente alejados de la más mínima relación con los derechos humanos, únicamente demuestra que esa inmensa mayoría de creyentes moderados en realidad son ateos como el que más y piensan que ese dios al que teóricamente adoran no existe, porque en caso de existir y negar sus indiscutibles “enseñanzas” les llevaría por toda la eternidad al Averno.
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