Porque en Madrid se puede tomar cerveza en libertad, llamar hijo de puta al presidente del gobierno en libertad, también en libertad se puede vivir en un ático pagado con dinero negro y sobornos conviviendo con un delincuente confeso y aun así dar lecciones a troche y moche, se puede también tener a toda la familia cobrando sobresueldo y corruptelas varias porque para eso Madrid es libertad.
También se pueden destruir con total libertad los servicios públicos mientras se enriquece a empresas varias de mangantes conservadores, por supuesto.
Y sobre todo se puede dejar agonizar en libertad, pero como perros, a 7.291 ancianos sin atención médica alguna mientras se ahogaban con sus propios fluidos totalmente abandonados porque todos sabemos “que se iban a morir igual”, en libertad.
Esa es la horrenda “libertad” de la que disfrutamos en Madrid gracias al generoso liderazgo de una iletrada cuya mayor contribución ha sido ser la asesora de imagen de un perro aristocrático.
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