Los mediadores de lo divino saben que convencer a un adulto
en las particulares estupideces de una creencia puede ser algo difícil, cuando
no imposible. Es por ello que todas las religiones intentan inculcar sus
estúpidos ritos durante la más tierna infancia, cuando todavía no se ha
desarrollado el raciocinio y así poder manipular la incipiente infantil para
que se convierta en un siervo sumiso para toda la vida.
Es por ello que llegará un momento que en una sociedad libre y moderna el adoctrinamiento infantil se considere como lo que es: puro maltrato infantil que debería ser castigado por la ley.
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