Miles de millones de personas rezan diariamente para poder
cumplir sus inanes, mezquinos y miserables deseos. Pero analizada desde el
punto de vista racional, una oración es una simple declaración de que un(os)
dios(es) supuestamente omnisciente(s) están equivocados en su infinita
sabiduría y deberían modificar su diseño.
Y entonces los billones de oraciones
que los piadosos lanzan al cielo todos los días confirman que el plan divino,
en caso de existir sería una chapuza de proporciones galácticas.
En resumen, al rezar los creyentes quedan mal de dos formas diferentes a cual más importante: o son impacientemente estúpidos, porque no entienden el mayestático plan divino o prepotentes, porque creen que su dios se equivoca con ellos todo el tiempo.
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