A los ateos siempre se nos hace la misma y más que estúpida pregunta: ¿por qué te preocupa tanto dios si eres ateo?
Y esos pobres ignorantes infectados por el virus de la fe no
pueden entender en su enfermiza ignorancia que a los ateos nos importa lo mismo
Zeus, Viracocha, Ganesha y por supuesto Iahvé,
el nazareno demente o el “misericordioso” Alá, es decir nada de nada.
Sin embargo lo que verdaderamente nos importa a los increyentes son los dementes iluminados que en el supuesto nombre de alguna deidad de pastores de cabras de Judea o de Arabia quieren saber qué comemos y qué no comemos, qué hacemos y qué no hacemos en la cama o en cualquier otro lugar.
En resumen, nos preocupan esos profetas analfabetos y delirantes que quieren controlar nuestros cuerpos y nuestras mentes para apedrearnos en caso de que nuestras vidas no se ajusten a su medieval visión de una “moralidad” que quedó anclada mucho antes de que los sapiens más civilizados inventaran los derechos humanos y las libertades individuales y colectivas.
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