La mentirosa propaganda cristiana nos ha hecho creer que el Jesucristo del Nuevo Testamento es un dechado de virtudes y el culmen de la perfección. Sin embargo una lectura atenta de la Biblia, como la que hizo en su momento la comediante Julia Sweeny, revela la realidad de un personaje muy alejado de la divinidad y mucho más próximo a cualquier otro profeta narcisista, impaciente, colérico y como no, demente de esos que tantos ejemplos ha dado la historia de la irracional superstición humana.
Si ya has tratado en tu blog el tema de cualquiera de los artículos que lees aquí, te animo a dejar en la sección de comentarios un enlace o URL que nos lleve hacia él, siempre y cuando no sea para hacer proselitismo de la superstición en cualquiera de sus variantes. Todos ganamos con el intercambio fomentando la discusión racional.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
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