La mentirosa propaganda cristiana nos ha hecho creer que el Jesucristo del Nuevo Testamento es un dechado de virtudes y el culmen de la perfección. Sin embargo una lectura atenta de la Biblia, como la que hizo en su momento la comediante Julia Sweeny, revela la realidad de un personaje muy alejado de la divinidad y mucho más próximo a cualquier otro profeta narcisista, impaciente, colérico y como no, demente de esos que tantos ejemplos ha dado la historia de la irracional superstición humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario