Año tras año, década tras década y siglo tras siglo los más dementes miembros de esta especie de monos más que supersticiosos, que de sapiens tienen más bien poco, repiten anualmente con fanática repetitividad uno de los más patéticos ritos del más que absurdo cristianismo: hombres hechos y derechos, que no han usado nunca su cerebro para nada más que para llenar su cráneo, saltan una verja cual gorilas para atropellarse, empujarse y hasta insultarse por tener el más que desatinado "privilegio" de portar la estatua de escayola de una adúltera, la cual supuestamente es el culmen de la moral por haber engañado a su marido y sobre todo, haber conseguido que él y miles de millones de simples de mentes crean a pie juntillas que su patético comportamiento no fue un deleznable engaño, sino la prueba de que una zarza colérica se había apiadado de sus más que torturados siervos y que un supuesto "paraíso" en esta tierra de desgracias llegaría ¡por fin!. ¡Qué risa, tía Felisa!
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