Hay una máxima casi grabada en piedra cuando se trata de los
deseos del famoso Dios cristiano: siempre se preocupa por las cosas más nimias
mientras se olvida de los grandes problemas.
Así mientras millones de personas en el mundo se mueren de
hambre, mientras cientos de miles de niños sufren terribles cánceres, el
siempre caprichoso dios de la Biblia dedica sus esfuerzos y sus milagros a
curar las hemorroides de una monja, a ayudar a aprobar las matemáticas al más
zoquete de todos los cristianos o a cualquier otra intrascendencia.
Y así acaba de demostrarlo últimamente con el más que
sanguinario recién nombrado presidente de Filipinas, un hombre que ha declarado
que le gustaría matar a tres millones de drogadictos para terminar con el
problema de las drogas en el archipiélago filipino ¿Y que hace ese todopoderoso
y omnisciente dios? pues se le aparece al susodicho en pleno vuelo, pero no se
crean que para recriminarle sus intenciones más que genocidas sino para
¡agárrense a sus asientos! indicarle que tiene que dejar de soltar palabrotas e
insultos en sus discursos porque si no estrellaría el avión presidencial. ¡Como
se puede observar todo un ejemplo de prioridades!
Así que nuestro piadoso presidente criminal ha declarado que ha comprendido la divina voluntad y ha prometido a su dios que no volverá a insultar a nadie pero eso sí, que quede bien claro que como no ha recibido
reprimenda celestial alguna sobre los yonquis seguirá ordenando a la policía
que los extermine (porque ya van unos 4.000 de ellos muertos desde su reciente
toma de posesión), ya que parece que el siempre irascible Jehová está en contra
de la legalización de las drogas.
Y yo que pensaba que solo se aparecía en las tostadas y en Bélmez y ahora resulta que también en los jets privados. Este cambió la miseria del pueblo hebreo por el lujo del siglo XXI... Estaba claro que tonto no era
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