Los creyentes afirman, en contra de toda evidencia, que la
moralidad emana de la religión. Pero solo hay que ser mínimamente observador
para entender que la religión es el crudo reflejo de sociedades obsoletas y
brutales, dominadas por el patriarcado, la guerra y la intolerancia y que
ninguna sociedad moderna puede regirse por esos delirantes y hasta criminales dictámenes
inventados por profetas fanáticos e intransigentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario