Hay un viejo dicho que reza que “tonto es quien acepta tonterías”
y no hay nada más cierto que el caso de los creyentes adeptos a ese disparatado libro llamado Biblia.
Porque tragarse todos y cada uno de esas sandeces en forma de delirantes mitos, solo aptos para semideficientes mentales, sobre zarzas ardientes que envían a palomas a fornicar con vírgenes judías para engendrar a adolescentes sin oficio ni beneficio, zarzas que además son unas genocidas de libro, capaces de exterminar a toda la humanidad porque no dedican toda su vida a humillarse ante su egomaniaca divinidad, tiene delito.
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