El Dr. Jorge Manresa, es un pediatra que trabaja en un Centro de salud de Cartagena (Murcia) (cuyo sueldo pagan todos los murcianos, no lo olvidemos) entre otras muchas majaderías se dedica a vender los bondades de la homeopatía (esa soberana estupidez inventada por un analfabeto científico alemán de siglos pretéritos, que por no saber no sabía que los patógenos existían) en su blog y en su canal de Youtube.
Y como ejemplo del peligro de este personaje intelectualmente medieval (aunque viva en el hipertecnológico siglo XXI) es el siguiente video en el que propone que para tratar la bronquiolitis infantil, una enfermedad grave que puede tornarse en mortal en algunos pacientes, se administre a los infantes enfermos las famosas pastillitas de azúcar que desde hace un par de siglos no han demostrado curar ninguna enfermedad ni aguda, ni crónica, ni grave, ni mucho menos mortal, con el peligro siempre presente de que unos progenitores confiados en este miserable tipejo y en el «poder» sanador del agua azucarada no lleven a su hijo enfermo a un verdadero profesional que trate adecuadamente los síntomas y el infante pueda acabar evolucionando a una situación lo suficientemente grave que termine poniendo en riesgo su vida.
".. la homeopatía (esa soberana estupidez inventada por un analfabeto científico alemán de siglos pretéritos, que por no saber no sabía que los patógenos existían)"
ResponderEliminarLa homeopatía fue inventada por Samuel Hahnemann en 1796. La teoría microbiana de la enfermedad fue demostrada por Louis Pasteur a partir de 1860 y Robert Koch a partir de 1884. Luego es normal que Hahnemann, que falleció en 1843, nunca llegara a conocer el hecho de que muchas enfermedades eran producidas por patógenos. De todos modos, Hahnemann hizo un gran servicio a la Medicina simplemente por rechazar las prácticas médicas de su época (sangrías, tratamientos con sanguijuelas, cataplasmas de estiércol y todo eso) y proponer un método alternativo que equivalía a... no hacer nada, lo cual suponía salvar muchas más vidas que aplicando esos tratamientos tan desaconsejables. Que su invento demostrara posteriormente ser una pseudociencia sin fundamento científico y que actualmente mucha gente dedicada a los servicios sanitarios siga aplicándola, es otra historia.