Aunque el mundo está lleno de sufrimiento y hasta de horror, los descerebrados creyentes intentan (infructuosamente por cierto) justificar la benevolencia divina porque a un piadoso se le han curado "milagrosamente" las hemorroides u otro cristiano se ha salvado de un incendio, aunque lo mismo en la tragedia han quedado varios cientos carbonizados.
Y así, cualquier estúpido puede justificar lo más injustificable porque así lo ha querido su particular diosecillo. Y entonces una "profetisa" cristiana puede argumentar que su nueva casa de más de un millón de dólares ha sido un regalo divino puesto que, y cito textualmente
"Si has sido fiel a Dios, no puedes evitar ser bendecido en estos días. Me dijo que eligiera tantas casas como quisiera. No le importaba. No le importaba dónde estaban. No le importaba lo que costaran. Y voy a conseguir una."
Así que ya lo saben, millones de niños en el mundo mueren de las más horribles infecciones o cánceres porque la siempre colérica zarza ardiente gasta su poder milagroso en que una imbécil estadounidense pueda comprarse una casa millonaria.
Otra buena razón para creer en esas estupideces, junto al "libre albedrío"
ResponderEliminarEs alucinante que a los borreguitos evangelistas, viendo los cochazos y los casoplones que gastan los pastores, predicadores y gentuza de su calaña, no les de por hacerse ni una sola pregunta.
ResponderEliminarLos creyentes siempre van a creer en un "milagro" adecuadamente relatado y sucedido muy oportunamente, aunque a su lado haya cien desgracias que lo desprestigien. Prefieren creer que milagrosamente un sujeto se salvó de un incendio aunque cien hayan sido carbonizados, por la sencilla razón de que los ausentes nunca tienen razón.
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