Dentro del siempre contradictorio mundo de la religión, la
Nochebuena es quizás el máximo exponente de la hipocresía.
Esta noche los seguidores del nazareno milagrero celebrarán
con alegría las supuestas verdades emanadas de su religión: paz, amor,
fraternidad, humildad y el resto de vacías palabras, que es más que posible que
nunca pronunciara ese alucinado judío que sólo tenía en mente cumplir las
sangrientas profecías sobre el inminente fin del mundo que prontamente vendría
de la mano de una colérica deidad, genocida divinidad que ya había exterminado
previamente a esa humanidad a la que llevaba torturando desde el principio de
los tiempos.
Y lo más ridículo de todo este asunto es que esos supuestos
piadosos (que dicen celebrar el evento con una orgía de comida, bebida y
consumismo desenfrenado que directamente les hace valedores del más terrible
castigo infernal por acumular en un mismo día diversos vicios capitales como la
gula, la ebriedad, la soberbia y la avaricia) son las mismas personas que durante
364 días al año se dedican con ahínco a incumplir todos y cada uno de los mandamientos
bíblicos, puesto que empezando por esos mismos jerarcas cristianos (que para
nada practican con su ejemplo) cometen nefandos pecados sexuales, acumulan riquezas,
explotan a sus semejantes (eso cuando no los exterminan directamente) e incumplen
día sí y día también todas y cada una de las supuestas órdenes de su milagrero
dios.
Este tan llamativo comportamiento esquizoide de los
cristianos, no sólo debería ser objeto de estudio científico sino que daría lugar
para miles de estudios, puesto que visto desde fuera y con una mente
mínimamente racional no se puede entender que sujetos que creen con total devoción
en un terrible lugar lleno de horror y fuego, que pueden acabar sufriendo para
toda la eternidad, luego en su vida cotidiana se dediquen casi con ahínco en
conseguir el mayor número de infracciones que les acercan con cada día que pasa
a ese mismo lugar en el que nunca quisieran estar.
Aunque por supuesto existe otra explicación racional, y es
que estos supuestos creyentes en realidad son tan ateos como el que suscribe
estas palabras y todo el entramado cristiano no es más que una fachada vacía
con la que los supuestos creyentes dan un poco de hipócrita tranquilidad a sus más
que infantiles mentes.
Finalmente recordar, que los verdaderos cristianos (esos que
por supuesto ya son tas escasos como el lince ibérico) abominaban tanto de la Nochebuena que cuando en la
época de Cromwell llegaron a dominar el Parlamento británico impidieron por ley
durante más de una década la celebración en suelo inglés de esa más que
anticristiana orgía consumista que ya en esos lejanos tiempos se desataba entre
la poco piadosa ciudadanía.
P.D
Y de regalo un simpático video que aúna dos de los grandes
enemigos de la Cristiandad: los elfos seguidores de ese papa Noel que ha
destronado al judío demente como verdadero protagonista de la Navidad y el siempre
blasfemo rock duro.
Un comentario de lo mas acertado, la Navidad es consumismo puro de una tradición muy arraigada en muchas culturas, es fiesta familiar que en realidad no tiene mucho que ver con lo que se pretende celebrar.
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