27 de octubre de 2025

La religión es (desgraciadamente) el triste resultado del intento de nuestros más lejanos antepasados de comprender el mundo

Solo hay que estudiar (aunque sea mínimamente) algo de historia, de filosofía y de antropología para concluir sin ningún género de dudas y como dicen en las películas norteamericanas de juicios “más allá de toda duda razonable” que la religión es el primer (y por tanto el peor) de los intentos humanos para explicar una naturaleza compleja que se encontraba más allá de sus pobres conocimientos.

Porque para nuestros lejanísimos antepasados todo (la lluvia, el trueno, las enfermedades, los desastres naturales y todo lo demás) eran situaciones misteriosas que ellos en su simplicidad mental “explicaron” basándose únicamente en su pobre “conocimiento” y así inventaron toda una casi infinita pléyade de duendes, hadas, trasgos, demonios y dioses que vivían en todas partes: los ríos, las montañas, los lagos, las plantas, los animales y hasta dentro de algunos humanos que eran poseídos por esas poderosas e incognoscibles fuerzas que por otra parte debían ser respetadas y adoradas porque era evidente que con su poder podían destruir fácilmente a unos pobres monos bípedos, con poco pelo y menos fuerza, por lo que se necesitaba de una sumisión constante y de un soborno diario en forma de rezos, sacrificios de animales (y si era necesario de vírgenes, jóvenes y hasta de nuestros propios hijos) para aplacar su poderío y sobre todo su maldad.

Y es así como surgió el animismo, la primera “explicación” y el primer y mayor error de una humanidad que a lo largo de los milenios ha ido complicando cada vez más ese despropósito mental y social llamado religión que nos ha tenido esclavizados con las cadenas de la más ignorante superstición desde hace ya demasiado tiempo.

Y ya va siendo hora, en una época en la que las mejores mentes que ha dado la humanidad están desentrañando los complejos, pero a su vez “simples” mecanismos cerebrales, psicológicos y por qué no decirlo, psiquiátricos de nuestro cerebro que abandonemos ese primordial y más que trágico error de “juventud” de nuestra especie y empecemos a vivir y sobre todo a dirigir nuestras vidas, tanto de manera individual como de forma colectiva con la única herramienta que ha demostrado su persistente eficacia: la Ciencia y dejemos de ser engañados y estafados por esa absurda mezcla de profetas dementes que tanto daño han hecho a unos simples primates africanos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario