4 de septiembre de 2025

Los líderes religiosos no tienen nada de santos

A pesar de la apabullante propaganda clerical sacerdotes, ulemas, rabinos y demás mediadores de lo divino podrían considerarse el grupo más proclive al delito que existe. Y esto es así porque al pertenecer a instituciones donde la crítica está perseguida, no existe ningún control interno ni externo (ya que muchas veces ni siquiera las leyes se les pueden aplicar) y mandan desde la más completa actitud dictatorial se crea un entorno de impunidad que permite perpetrar casi cualquier delito con altísimas probabilidades de impunidad.

Y por ello no es nada extraño descubrir que decenas de miles de sacerdotes de la iglesia católica han violado a centenares de miles de niños en todo el orbe cristiano con la aquiescencia y la complicidad de la institución.

También es muy común que todas las confesiones se vean inmersas en escándalos financieros, fraudes, engaños, usurpaciones, chantajes y cualquier otro tipo de delitos económicos.

Además en varios países católicos sacerdotes y monjas formaron un entramado de secuestros de recién nacidos para quitárselos a sus “pecadoras” madres y entregarlos en delictiva adopción a familias cristianas de pura cepa.

Religiosos de todos los credos captan a personas psicológicamente vulnerables a las que manipulan y explotan física, mental, sexual y hasta clínicamente hasta convertirles en juguetes rotos sin personalidad alguna.

Y por supuesto, las religiones casi siempre se alían, apoyan y justifican a los peores y más sanguinarios dictadores.

En resumen, la propia naturaleza de las iglesias crea, mantiene y promociona a líderes religiosos muy alejados de esa supuesta santidad que proclaman con tanto orgullo como falsedad, lo que les permite actuar de forma similar a cualquier otra organización delictiva con la ventaja de que las creencias cuentan con el favor de los poderes públicos en casi todos los países del mundo. 

 

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