Cada
vez estoy más convencido que un trabajador o pensionista que vote a la ultraderecha
es básicamente un deficiente mental profundo. Y los últimos hechos me han
confirmado esta hipótesis.
Porque
solo así se puede entender que los fachapobres que, dependiendo de los
servicios públicos para no acabar en la más profunda miseria, voten a partidos
como el PP o VOX que destruyen el cada vez más escaso estado del bienestar.
Y luego estos “lumbreras”, que tienen menor capacidad de raciocinio que una oveja se enfadan y hasta se indignan cuando descubren ¡después de 6 películas! que el casposo, machista, homófobo y fascista personaje de Torrente es el ejemplo más evidente de su soberana estulticia. Como reza el viejo dicho castellano ¡para mear y no echar gota”.
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