Un árbol mágico, una serpiente parlante, un trozo de barro y su costilla ¡y luego quieren los cristianos que nadie se ría de sus estúpidas creencias!

Los cristianos llevan dos milenios creyendo soberanas estupideces que en cualquier otro caso sería la prueba evidente de una manifiesta imbecilidad que les podría llevar a ser tutelados por el estado para protegerlos de un mundo complejo.

Pero sin embargo, el que millones de pobres idiotizados crean en delirante mitos inventados por profetas analfabetos de la Edad del Bronce se considera hoy en día como un comportamiento no solo normal sino además digno de ejemplo y de la más alta estima, cuando simplemente estamos hablando de personas supuestamente adultas que en realidad terminaron su escaso desarrollo intelectual a la tierna edad de 5 o 6 años.

Pero luego, los miembros menos idiotizados del rebaño cristiano “argumentan” que esa partes de su libro sagrado son solo parábolas, cuando hasta casi ayer mismo los que negaban la realidad de tales cuentos acababan delante del Santo Oficio.Y no se dan cuenta de que si esas alegorías no son ciertas el pobre andamiaje intelectual del cristianismo se derrumba completamente y esta religión queda como lo que en realidad es: un engañabobos que ya durado demasiado tiempo.

Por ello, se puede deducir que cada vez ¡por suerte! quedan menos creyentes verdaderos y que en realidad todo este absurdo asunto del cristianismo (al menos en la civilizada Europa porque otra son los terribles EEUU de Norteamérica) es solo un problema de pereza intelectual.