Cuando se analiza con una mínima capacidad de raciocinio la existencia del
ser humano dentro de la escala cósmica no hay lugar a ningún tipo de
duda: somos el breve flash de una inimaginablemente interminable
secuencia que se lleva desarrollando desde un tiempo casi infinito.
Pero aún así, la mayoría de los miembros de nuestra ególatra especie no comprenden (por ignorancia o por puro miedo) que sólo somos unos insignificantes monos cubiertos con un poco de ropa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario