Los cristianos tienen una memoria muy selectiva: hacen propaganda de lo que dijo su profeta y que actualmente es aceptable: amor, tolerancia, humildad, pero sin embargo no recuerdan nunca a ese profeta irascible que entró en el templo látigo en mano para azotar a los mercaderes, algo que en la actualidad le llevaría directamente a la cárcel por intentar subvertir el sacrosanto y más que cristiano capitalismo.
Tampoco recuerdan que su mesías se comportó como un verdadero líder de una secta totalitaria y destructiva, ya que dejó muy claro a sus discípulos que debían abandonar a sus mujeres, hijos y familiares así como sus posesiones materiales, abandonar todo lo que aman y a todos a los que aman y que debían seguirle como zombis sin cerebro. Comportamiento que en la actualidad es punible por ley también en muchos países.
Y por supuesto, sus discípulos debían abandonar todo y a
todos porque en su delirante enfermedad mental creía que el mundo, se acababa,
que el prometido Apocalipsis estaba a la vuelta de la esquina, aun cuando han
pasado ya dos milenios y solo los más estúpidos miembros del rebaño cristiano
siguen creyendo en sus delirantes alucinaciones.
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