En varias entradas de este blog [1 y 2] he defendido que bautizar a menores de edad es éticamente inmoral y que choca con los más elementales derechos humanos, porque los hijos no son una mera propiedad de los padres (por mucho que estos les quieran) sino que son entes individuales con sus propios e inalienables derechos. Y este razonamiento parece no poder penetrar en las cabezas de los creyentes que, por desgracia tienen el raciocinio completamente destruido por el más que peligroso virus de la fe.
En una democracia avanzada los padres no pueden hacer a sus
hijos todo lo que se les antoje ya que por mucho que diga la Biblia, los hijos no son cabras o camellos de su propiedad, sino que los
menores también tienen sus propios derechos inalienables que pueden entrar en contradicción con los
deseos paternos. Es por ello que en cualquier nación civilizada existes leyes cada vez más estrictas que sancionan tanto el maltrato físico como el
psicológico hacia menores independientemente de que los adultos abusadores sean
familiares o no de la víctima.
Y así las sociedades modernas han entendido que nadie en su sano juicio
puede afiliar a su hijo al Partido Conservador, al Socialista o al Ecologista (método que han usado habitualmente todas las dictaduras del mundo) todo el mundo debería comprender que es más que evidente que imponer
unas creencias religiosas, generalmente disparatadas y en muchos casos opresoras y
destructoras de la psique infantil, sólo puede considerarse una forma altamente peligrosa de maltrato infantil.
Porque solos los niños son los que deberán tomar esas importantes
decisiones cuando alcancen la madurez intelectual y legal. Y por tanto, nadie debería incluir a
menores dentro de la grey religiosa bajo ningún ritual cruento como es el de
mutilar genitalmente o menos cruento como es el de duchar al correspondiente
bebé.
Porque como retrata muy sarcásticamente el siguiente video este doble rasero a favor de la religión frente a la política y otras facetas de la vida es en la actualidad intolerable:
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