El gran problema de los sapiens es que, habiendo sido dotados por la selección natural de un cerebro especializado en la búsqueda de patrones y adicto a las respuestas, la falta de conocimiento nos lleva inevitablemente a tomar atajos.
Y así, desde siempre todo aquello que los humanos no sabíamos debía ser explicado y a falta de las laboriosas conclusiones de una Ciencia de la que no disponían, nuestros antepasados tuvieron que inventar "explicaciones" a cada cual más disparatada, un fenómeno llamado religión que aún hoy en día sigue esclavizando a la mente humana.
Pero ese error inevitable de nuestros ancestros ya no puede ser excusa en un momento en el que la Ciencia está desvelando a marchas forzadas la realidad que nos rodea. Un conocimiento que demuestra inequívocamente que a pesar de milenios de absurda Teología, los dioses son simples productos de nuestra disparatada imaginación por mucho que les pese a esa legión de pobres analfabetos mentales que siguen aferrados a los disparatados mitos de sus antepasados.
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