Acabo de descubrir con gran estupor que existe una asociación de cristianos gays en España. Por tanto ya nada me puede sorprender más. Si algo define claramente a la iglesia católica con su largo historial de discriminación, es la persecución a través del espacio y del tiempo de cualquier atisbo del pecado nefando por excelencia, la homosexualidad. Y ello es la mejor prueba del poder que tiene a la hora de deformar las conciencias puesto que todavía es capaz de tener creyentes homosexuales, personas tan absolutamente alienadas que creen poder asumir unas enseñanzas llenas de odio hacia su propia condición. Es una situación tan surrealista como si existieran las asociaciones de negros simpatizantes del Kukuxklán o de judíos por el nazismo por poner sólo dos ejemplos antagónicos. Luego la gente se pregunta con candidez ¿qué mal puede hacer instruir a nuestros hijos las divinas enseñanzas del nazareno? Pues esta es la respuesta, una ideología tan alienante que impide a seres humanos adultos hechos y derechos entender que no pueden compartir el mismo espacio mental que Benedicto XVI, Rouco Varela y sus secuaces. Por favor estimados homosexuales cristianos gays abandonad el síndrome de Estocolmo y no seáis como algunas mujeres agredidas por sus parejas, las cuales siguen justificando a sus aberrantes torturadores hasta el momento último de su propio asesinato.
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