17 de marzo de 2011

El discurso del emperador de Japón o la divina imbecilidad


Con motivo de la tragedia que ha asolado a Japón en forma de terremoto y tsunami el emperador Akihito ha emitido un sorprendente discurso televisado puesto que la última vez de una alocución pública de un emperador japonés fue la de su padre Hirohito para comunicar a su país la rendición incondicional que daba fin a la sangrienta Segunda Guerra Mundial. Por supuesto dicho discurso sin precedentes ha sido un cúmulo de lugares comunes, deseos vacuos y esperanzas vanas. Pero lo más sorprendente ha sido que el Soberano Celestial ha dicho solemnemente que “su familia y la corte entera se encuentran en rezo permanente y ha convocado a todos los templos y lugares de oración a unirse en una sola intención”. Acabáramos, ya está todo arreglado. Si la familia imperial y la corte al completo rezan permanentemente, los sufridos y desdichados japoneses no tienen nada que temer. Todos sus problemas están en vías de solución. Además con el apoyo de los templos y lugares de oración ya no será necesario luchar por intentar evitar que el núcleo de la central atómica de Fukushima se funda y se repita lo acontecido en Chernóbil. Yo personalmente ya estoy mucho más tranquilo. Gracias Emperador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario