Los cristianos se sienten oprimidos cuando no se les permite oprimir a otras personas

Los cristianos tiene una muy particular idea de la libertad (de pensamiento, de expresión o de culto) consistente en que ellos pueden demonizar, insultar, amedrentar y hasta obligar al resto de ciudadanos para que se comporten bajo las estúpidas, antidemocráticas e intolerantes reglas de su prehistórica religión, pero luego sin embargo se sienten dramáticamente ofendidos cuando el resto de los ciudadanos nos expresamos o vivimos sin esas mismas ataduras.

Porque  por ejemplo, lo que los cristianos llaman “libertad” religiosa es que todos aceptemos casarnos de la única forma que ellos admiten, que “respetemos” sus creencias aunque con esas mismas creencias ellos nos insultan porque somos inmorales o impuros y se nos amenace con el fuego eterno, que paremos la investigación científica, que les regalemos dinero de nuestros impuestos para que construyan mil iglesias más o que escritores, cantantes, pintores o directores de cine únicamente creen obras para mayor gloria del nazareno demente y de su adúltera madre.

Porque para ellos, el que una pareja de homosexuales o lesbianas contraigan matrimonio civil es una afrenta, que una mujer decida sobre su propio cuerpo y su futuro es un pecado, que se enseñe a los niños a pensar de manera crítica y racional es adoctrinamiento infantil o que un enfermo terminal decida sobre su propia muerte es algo monstruoso.

Ya que en realidad lo que los cristianos llaman libertad religiosa es el privilegio de oprimir al resto de la sociedad que no vivimos bajo sus estúpidas y hasta criminales reglas emanadas de los delirios de profetas circuncidados totalmente analfabetos y requeridos de expertos cuidados psiquiátricos.