22 de abril de 2025

El ateísmo siempre es ofensivo mientras que el proselitismo religioso siempre es respetuoso

Incluso
en las sociedades occidentales más avanzadas y menos religiosas se da una ofensiva paradoja, la posibilidad de ejercer la libertad de expresión depende de las creencias religiosas. 

Así en cualquier sociedad moderna se considera  normal, aceptable y hasta muy digno de admiración y elogio que un creyente manifieste en público sus creencias, y cuanto más enfáticamente lo haga mucho mejor.  Que estas creencias puedan ser manifiestamente antidemocráticas, discriminadoras, sexistas, racistas u homófobas no puede ser nunca una excusa para coartar la libertad de expresión del creyente de turno.
 
Es más, un creyente puede interpelar a cualquier viandante o visitar casa por casa porque todo el mundo tiene asumido que hay que ser absolutamente respetuoso tanto con las personas religiosas como con sus creencias, por más estúpidas que estas sean y así nunca nadie puede darse por ofendido.

Sin embargo, si un ateo manifiesta públicamente su increencia es rápidamente tildado de radical, irrespetuoso, ofensivo y maleducado. ¿Se imaginan que un grupo de ateos fuera por la calle repartiendo panfletos, intentando convencer a la gente de la cruda realidad de que todas las religiones son mentira y de que los más que venerados profetas por muchos fueron pobres enfermos mentales cuando no pederastas confesos? ¿podría un ateo ir casa por casa difundiendo los miles de estudios publicados en las más variadas disciplinas científicas (psicología, neurociencia, evolucionismo, psiquiatría, etc.) que demuestran que la religión es un proceso socioevolutivo que no tiene relación alguna con la realidad? Es más ¿qué pasaría si un grupo de ateos interpelaran a los creyentes sobre sus delirantes creencias a la salida de la iglesia?

En todos los casos anteriormente mencionados es más que probable que en poco tiempo multitud de creyentes se sintieran ofendidos y no sería descartable que se personara la policía para hacer entrar en razón a los irrespetuosos ateos y esos "radicales" acabaran delante de un juez (cristianofascista por supuesto) y condenados incluso a penas de cárcel.

Es por ello que, tal y como muestra el siguiente video, la realidad es que mientras los creyentes pueden ejercer su libertad de expresión en todo momento y lugar, sin importar la majadería que cuenten, los ateos tenemos muy coartados nuestros más elementales derechos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario