"Con o sin religión siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión."
Y el ejemplo más
paradigmático de esa infecciosa maldad de la religión son esos estúpidos,
ignorantes y más que criminales padres devotamente cristianos que son capaces de asesinar a sus
propios vástagos por la siempre delirante "sanación por la fe".
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