¿Cuando se considerará el adoctrinamiento religioso infantil tal y como lo que verdaderamente es: puro, ignorante y malévolo maltrato infantil? Porque ¿qué puede haber más cruel que imbuir en la sencilla y pura mente de los niños toda esa demente y castrante ideología del pecado, del miedo al cuerpo propio y al ajeno, junto con la omnipresente y asfixiante vigilancia de un rijoso ente todopoderoso dedicado en exclusividad a controlar qué hacemos, qué comemos, con quién fornicamos, qué deseamos y qué pensamos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario