Quizás no exista un ejemplo más evidente de cómo el cristianismo exterminó el racionalismo y el conocimiento clásico, llevando a Occidente a un largo milenio de oscurantismo, irracionalidad y superstición, que los sucesos que llevaron al brutal asesinato de Hipatia de Alejandría, posiblemente el último representante del pensamiento crítico griego.
Pero es sí, ya sabemos que hay que respetar (e incluso admirar) a los iletrados sucesores de los culpables de esta terrible tragedia que encima siempre presumen de su ignorante y criminal superstición.
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