Si se analiza con un mínimo racionalismo la existencia del ser humano dentro de la inimaginable escala cósmica no queda lugar a ningún tipo de duda: simplemente somos un breve e insignificante destello dentro de una interminable secuencia que se lleva desarrollando desde eones.
Pero eso sí, a pesar de la infinidad de pruebas que la Ciencia ha ido presentando en los últimos siglos, desgraciadamente la mayoría de los miembros de nuestra ególatra especie no comprenden (por ignorancia o por puro miedo) que sólo somos unos insignificantes monos con poco pelo y con algo de ropa.
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