2 de abril de 2024

El cristianismo moderno, a la carta, no tiene sentido alguno

En el eterno debate entre cristianos fundamentalistas antiguos frente a los modernos y moderados hay que reconocer que los únicos consecuentes con sus creencias son los primeros. 

Porque, si los judíos mataron y además reniegan del nazareno milagrero ¿no serían culpables de deicidio por los siglos de los siglos?

Si un poco de sufrimiento en esta corta vida permite la entrada al Cielo ¿a qué negar las bondades de las torturas y asesinatos de la santa inquisición?

A menos, claro está, que la Biblia y el resto de sagrados libros del cristianismo estén equivocados y no sean más que la plasmación escrita de los delirios de ignorantes supersticiosos con evidentes síntomas de enfermedad mental. En cuyo caso la postura de los cristianos modernos tampoco tiene razón de ser alguna.

En resumen, o se cree a pié juntillas sin ningún tipo de duda lo que un ser omnisciente y todopoderoso ha dejado escrito, o se pasa directamente de ese viejo y mohoso libro, porque quedarse a medias sólo sirve para mostrar unas limitaciones intelectuales más evidentes que las de los literalistas bíblicos ¡que ya es decir!

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