Es del todo evidente que no hay nada más parecido a un loco
que un verdadero creyente. Y aunque los ejemplos para respaldar dicha
afirmación son casi infinitos, no pasa un día en el cual un piadoso creyente de
muestras de su estúpida locura.
Así un telepredicador fundamentalista, de esos que tanto
abundan en las más que particulares tierras de Imperio norteamericano, fue
expulsado hace unos meses de Australia por hacer campaña para que el gobierno
austral ejecutara a los homosexuales, tal y como parece ser que ordena ese dechado
de “moral” que es la Biblia.
Y ahora nuestro fundamentalista de Arizona se ha tomado su
venganza con el país de los canguros, ya
que afirma que los devastadores incendios que están asolando Australia son
una forma de castigo divino por haberle expulsado de esas tierras. ¡No me digan
que no es para encerrar a este personajillo!
Y el problema es que este impresentable predicador ha sido también
expulsado en los últimos años de una larga de lista de países entre los que se
encuentran Botsuana, Canadá, Holanda, Irlanda, Jamaica, Reino Unido y Sudáfrica
entre otros. Así que esperemos que la colérica zarza ardiente no decida castigar
de igual manera a medio mundo, porque entonces es más que probable que el
calentamiento global se disparará.
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