17 de abril de 2019

El más que disparatado mundo de las creencias

Quizás no haya una faceta humana más disparatadamente absurda que la religión, esas absurdas creencias en serpientes parlantes, gorrinos endemoniados, dioses elefante, tortugas que sujetan la Tierra con su caparazón y demás sandeces que obligan a los miembros más estúpidos de nuestra más que irracional especie de monos cabezones a afeitarse la cabeza, a vestir ridículas vestimentas o cortarse el pene para, supuestamente, tener contenta a la deidad de turno. 

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