18 de julio de 2018

Reza todo lo que quieras, pero tu bebé se va a morir si no lo llevas al hospital


Que en pleno siglo XXI, en un país civilizado en donde todo el conocimiento está accesible en un par de clics de ratón para cualquier cibernauta mínimamente despierto, que unos padres dejen morir a su recién nacido porque sólo confían en el poder "omnímodo" de su patético diosecillo debería ser motivo de reflexión.

Una pareja de muy piadosos estadounidenses, de esos que por suerte sólo abundan en los siempre particulares EEUU de Norteamérica o en los desiertos arábigos, decide que para qué acudir al médico si el bebé que acaba de nacer de manera prematura en su casa enferma, si por el contrario tiene a su servicio la siempre poderosa ayuda de rezar a una zarza ardiente, que además de rijosa es más que egomaníaca. Y así cuando el bebé empeora, lejos de llevarlo a un hospital se llama a toda la congregación de semideficientes mentales, con los que día tras día acuden al templo para mostrar su más que manifiesta imbecilidad, para rogar que por arte de birlibirloque se produzca el milagro de la curación del niño. 

Y a pesar de que todo el rebaño rezó y rezó con ahínco durante días, el recien nacido acabó muriendo. Ahora un juez de Oregón les ha condenado a seis años de cárcel por lo que únicamente puede considerarse un asesinato por estupidez.

Y lo peor de todo es que la hermana de la idiotizada madre también fue condenada hace unos años por otro hecho similar, cuando dejó morir también a su pequeño cuando enfermó por seguir esa estúpida y criminal creencia de que por ponerse de rodillas y apretar mucho las manos se solucionan los problemas.


A la vista de estos y otros casos similares ocurridos en la misma congregación de estúpidos mentales lo más razonable sería ingresar a todos y cada uno de los miembros (empezando por el pastor que, valga la redundancia, les pastorea en la idiocia) en un centro psiquiátrico para desprogramarles y que así bajo tutela médica reciban no sólo los tratamientos adecuados, sino que no puedan dañar a sus más que inocentes criaturas, que ya bastante tienen por compartir genes con tamaña caterva de estúpidos adocenados. 


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