7 de marzo de 2018

¿Santo? No, simplemente un pedófilo



Es más que evidente que la religión es quizás la única faceta humana en la que los individuos más abyectos y más ofensivamente criminales pueden sin embargo ser admirados por miles de millones de personas a lo largo de los siglos.

Porque ¿qué se puede decir de una religión en la que un pederasta confeso, que violó sistemáticamente a una niña prepuberal durante años, es considerado sin embargo como el máximo ejemplo de la virtud para cientos de millones de descerebrados?


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