30 de diciembre de 2017

Imbéciles cristianos, imbéciles judíos



Una de las máximas de la religión es que iguala en idiocia a los creyentes, independientemente que adoren al dios elefante, a la zarza ardiente o a la serpiente emplumada.

Aunque los acólitos en las diferentes religiones inventadas a lo largo de los siglos por algunos de los más disparatados miembros de esta nuestra tan particular especie son capaces de matarse entre sí por nimios detalles como la forma de arrodillarse o la querencia o no por la carne de cerdo, de vaca o de cualquier otro animal, hay en todos ellos una constante común: les une la más estúpida irracionalidad y se comportan de la misma idiotizada manera.

En el mundo católico estamos más que acostumbrados desde hace siglos (y como si el tiempo no hubiera avanzado nada) a ver a los sotanados de turno organizando procesiones y rogativas para que la virgen o el santo patrón del pueblo ponga fin a la más que recurrente sequía que asola a las tierras cristinas, estiaje que por otra parte habría sido provocado por ese mismo dios al que tan obtusamente rezan.

Pues bien y por supuesto, este tan idiotizado comportamiento no es exclusivo de los seguidores de la virgen promiscua y su más que alucinado retoño, sino que también parece ser habitual entre los judíos, que comparten dios primigenio con los adoradores de la cruz.

Y así, a la vista de que en las siempre secas tierras palestinas el agua brilla por su ausencia (inciso, hay que reconocer que tuvo muy mala leche la zarza ardiente al seleccionar entre todas los lugares del globo terráqueo posibles uno de las zonas más secas y pedregosas como tierra "elegida" para su supuestamente pueblo "elegido", valga la redundancia) los judíos más piadosos, con todo un ministro de agricultura a la cabeza, han decidido ponerse a rezar en el Muro de las Lamentaciones para ver si ablandan el siempre duro corazón de ese más que despiadado Iahvé y terminar con una sequía que ya va camino de un lustro. 

En resumen, que el cretinismo religioso no diferencia entre creencias, todas y cada una de ellas a cual más mentecata y alienante. Pero eso sí, respetemos arrobados las sagradas estupideces de cristianos, musulmanes, judíos, seguidores de la Cienciología y demás, mientras parasitan los impuestos de todos los ciudadanos para construir otro nuevo templo, pagoda, iglesia o mezquita en donde dejar constancia por los siglos de los siglos de su más que deficiencia mental.

1 comentario:

  1. [Estampida]: Si los religiosos asumen (y en esto no hay controversia) que su dios tiene todas las respuestas, que no se equivoca y que sus caminos son inescrutables, no entiendo por qué rezan para hacerle cambiar de opinión. Las decisiones ya están tomadas. Es una contradicción absoluta.

    Cuando dicen que les ha pasado algo bueno porque han rezado ¿de alguna manera le han convencido para sus propósitos? ¿Es como si hubieran engañado al sistema?

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