Pienso que este sistema político y económico defectuoso que tenemos, el sociocapitalismo que se da en la práctica, nos ha vuelto especialmente egoístas.
No hay impulso como personas de aportar a la sociedad, no nos interesa educarnos con el fin de madurar, somos cortoplazistas, lo que no nos permite tomar en cuenta a los demás ni menos a las próximas generaciones.
En este estado de cosas, escogemos malos líderes y los modelos de personas que tomamos lo hacemos por primitivas motivaciones y no porque nos hagan reflexionar o que nos inspiren para ser mejores personas.
Para mas remate, la religión enseña que no es importante salvar el mundo, (entiéndase la civilización y su progreso sostenible), sino salvarse del mundo. Esto lleva a tantos otros despropósitos.
¿De verdad esperaremos estar al borde del abismo para poder cambiar?, ¿o acaso para entonces ya será demasiado tarde?.
Hola:
ResponderEliminarPienso que este sistema político y económico defectuoso que tenemos, el sociocapitalismo que se da en la práctica, nos ha vuelto especialmente egoístas.
No hay impulso como personas de aportar a la sociedad, no nos interesa educarnos con el fin de madurar, somos cortoplazistas, lo que no nos permite tomar en cuenta a los demás ni menos a las próximas generaciones.
En este estado de cosas, escogemos malos líderes y los modelos de personas que tomamos lo hacemos por primitivas motivaciones y no porque nos hagan reflexionar o que nos inspiren para ser mejores personas.
Para mas remate, la religión enseña que no es importante salvar el mundo, (entiéndase la civilización y su progreso sostenible), sino salvarse del mundo. Esto lleva a tantos otros despropósitos.
¿De verdad esperaremos estar al borde del abismo para poder cambiar?, ¿o acaso para entonces ya será demasiado tarde?.
Saludos.