Aunque los católicos quieran ver a su iglesia como una
fuente de amor espiritual cada día que pasa está más que claro que entre los
seguidores de Pedro abundan los más depravados delincuentes sexuales.
Porque solo así se puede entender que nos desayunemos cada
mañana con un nuevo escándalo de sacerdotes, obispos y similares dedicados en
cuerpo y alma a violar niños.
Y parece ser que encima estos asquerosos depravados
se agrupan como una jauría de lobos para abusar en grupo de los más débiles tal
y como indica el último caso destapado en México. Allí un exalumno de un seminario católico ha denunciado que cuando tenía 13 años fue repetidamente violado no sólo por el ya más que conocido pederasta líder de la secta de los
Legionarios de Cristo, Marcial Maciel (que por sus terribles delitos y pecados
debería haber hecho honor a su segundo apellido y así se hubiera conseguido un
poco de justicia en este mundo) sino también por el número dos de esta congregación de
delincuentes sexuales y por otro sacerdote en lo que únicamente se puede
considerar un organización de violadores de niños.
Pero eso sí, todos los ciudadanos deberemos seguir
escuchando paciente y hasta arrobadamente que la santa madre iglesia es la
única fuente de ética, moral y bondad. ¡Asco de mundo!.
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