13 de octubre de 2016

Esos dioses siempre tan sanguinarios



Los dioses siempre acaban cobrando su precio en sufrimiento y en muerte.

Y si no que se lo digan a una pobre adolecente hindú que adoctrinada por su familia y entorno decidió ayunar durante 68 días para llevar la prosperidad al negocio familiar. Cuando la ignorante y fervorosa familia creyó que los dioses estaban satisfechos organizaron una fiesta para conmemorar los buenos tiempos por llegar. 

Pero hete aquí que los siempre insatisfechos dioses decidieron quedarse con la ofrenda al completo. Así que la niña acabó muriendo por paro cardiaco e insuficiencia renal producidos por el largo ayuno. 

Así que ahora la dicha de la familia seguro que será completa, puesto que su hija se ha reunido con esos siempre tan adorados (aunque también más que coléricos) dioses. Y es que ya se sabe que los designios de la divinidad son siempre incognoscibles. 


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