Otro año más, los más alucinados entre los chiitas se reúnen en una orgia de sangre y automutilación en la "fiesta" de la Ashura, que por supuesto también incluye a los niños, esos pobres inocentes que tras el correspondiente lavado de cerebro pasarán a engrosar una nueva generación de fanáticos que perpetuará en un ciclo infinito la ignorancia y la locura de la religión en su grado más extremo.
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