7 de agosto de 2014

La deformidad de la religión



Uno de los más horrendos ejemplos del poder alienante de la religión es el masoquismo de los rituales, esos penitentes que se azotan, se sangran, se mutilan y hasta se crucifican en honor de su idolatrada y ausente deidad, para la que supuestamente todo sacrificio por muy animal que éste sea no sólo es bienvenido sino también necesario. 

Pues bien, un ejemplo poco conocido, pero terriblemente mutilante, de la devoción cristiana ocurre cada año en una pequeña localidad italiana cercana a Nápoles. Allí, unos piadosos pero también dementes estibadores transportan pesadas estructuras de cientos de kilosgramos de peso en honor al santo local (en una fiesta que absurdamente es patrimonio de la humanidad) de tal manera que los recurrentes costaleros acaban teniendo las terribles deformidades que muestran orgullosamente en las siguientes fotografías


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