14 de julio de 2014

Y otro nuevo homenaje (y van mil) al franquismo genocida por parte de nuestros gobernantes nazionalcatólicos



Que nuestros actuales gobernantes son dignos herederos del nacionalcatolicismo fascista no puede sorprender a nadie,  aunque el desparpajo ausente de todo disimulo con el que se comportan les incapacitaría en cualquier democracia mínimamente organizada para el desempeño de la función pública.

Porque el vergonzoso y criminal comportamiento, para los cientos de miles de muertos de la guerra civil y sus familias y para los millones de expatriados, que significa que el actual ministro del Interior (miembro de alto rango del Opus Dei, una de las sectas más peligrosas del perverso y oscuro mundo del catolicismo) justifique la demencia de conceder la medalla al merito policial a una estatua de escayola que representa a una imaginaria Virgen del Amor, como si del remoto y oscurantista Medievo se tratara, porque la relación de la policía con la susodicha imagen se remonta al terrible año de 1938 cuando el franquismo fascista masacraba sin piedad a este desgraciado país es directametne de juzgado de guardia. Y claro, esas bonitas y criminales tradiciones fascistas de torturar y asesinar rojos, ateos, anarquistas y republicanos varios, violando ya de paso a sus mujeres y hermanas para que


mientras se reza piadosamente a la Virgen del Amor deben ser recordadas y ensalzadas con una medalla o diez si es necesario, para que las futuras generaciones disfruten y no olviden las sagradas enseñanzas patrias. En fin, ¡asco de país!


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