7 de enero de 2014

Pakistán de vuelta a la más terrible Edad Media



Pakistán, la segunda democracia más grande del mundo islámico es un país en donde se aúnan las más extremas facetas del radicalismo islámico. 

Así dos noticias recientes nos muestran la fragilidad de esta nación siempre impotente para hacer frente al fanatismo musulmán. La primera nos cuenta que un fanático ciudadano pakistaní ha denunciado ante los tribunales a la mismísima embajadora de los EEUU en el país por un delito de blasfemia. Y aparte de las penas de cárcel que se pueden sufrir en esta nación por blasfemar hay que recordar que en las últimas décadas al menos 52 personas han sido asesinadas después de haber sido acusadas de este medieval delito. Así que imaginen los derechos que tienen en este país (uno de los más occidentales del terrible y atrasado mundo musulmán) los pakistaníes ateos o simplemente increyentes.

La segunda noticia es quizás todavía más terrible puesto que cinco miembros del personal sanitario de la campaña de erradicación de la poliomielitis han sido asesinados por militantes islámicos. Hay que recordar que en varios países islámicos entre los que se encuentran Nigeria, Afganistán y el propio Pakistán clérigos dementes han declarado la yihad o guerra santa contra las vacunaciones por pensar que son estrategias imperialistas para exterminar a los creyentes musulmanes.  


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