27 de abril de 2013

Sobre fiestas religiosas y nacionales



Tras haber pasado ya el tiempo de la Semana Santa con su hartazgo de nazarenos descalzos, ostentosas procesiones, penitentes automutilados y cofrades llorosos por las inclemencias del tiempo es hora para una pequeña reflexión.    


Aunque personalmente a mí las celebraciones cristianas, como el año nuevo del dragón chino o los ritos sagrados de los indios navajo por poner un par de ejemplos equivalentes, me parecen simple folklore heredado de la oscura época supersticiosa de nuestra humanidad, que podrían ser toleradas únicamente por servir como aliciente turístico siempre y cuando se restringieran a la intimidad de los oficiantes y turistas, sin privilegios y sin imposiciones a los no participantes (cosa que a día de hoy no cumple ninguna fiesta católica con su barroquismo kirsch que al final pagamos todos los españoles vía impuestos y con nuestros representantes públicos sumisos y serviles ante el poder y la presión desplegada por la ultramontana iglesia católica española) la actual situación de su prepotente exclusividad debería cambiar profundamente.

Así puesto que en España vivimos varios millones de personas que o bien no creemos en ningún dios o que creen en otros dioses diferentes al católico, se deberían eliminar todas las fiestas nacionales confesionales cristianas y ser sustituidas por otras de marcado carácter integrador para todos los ciudadanos españoles. Estas fiestas deberían más acordes con el siglo en el que vivimos y sobre todo más conformes con los valores democráticos de nuestra sociedad.

Entonces además de celebrar la Constitución podrían ser fiestas días especialmente dedicados a los derechos humanos, a la igualdad o cualquier otro valor integrador y positivo para el conjunto de la ciudadanía sin exclusión alguna y sobre todo sin imposición por parte de ninguna minoría por muy numerosa o antigua que esta sea. Máxime cuando las actuales fiestas religiosas españolas sirven de tapadera y justificación para el mantenimiento y la propagación de ideas y comportamientos claramente discriminadores, sexistas o intolerantes, que además son totalmente contrarios a nuestro actual ordenamiento constitucional.




P.D. a 1/5/2013

La región valona de Bélgica acaba de dar el primer paso para terminar con la influencia de la religión en el calendario festivo. Así se suprimen las fiestas religiosas y los nuevos nombres de las festividades a partir de ahora estarán únicamente relacionados con las estaciones o serán completamente laicas. Enhorabuena por este avance hacia la separación entre iglesia y estado.

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