En una entrada
previa ya he analizado la influencia
de la religión en la transmisión y prevención de la infección por el VIH en
Ghana desde el punto de vista de las creencias tradicionales animistas
africanas. Los resultados del estudio indicaban una influencia negativa de la
religión en la salud. Para aquellos que pudieran pensar que ello es una simple
anécdota del atrasado continente africano, un
grupo de investigadores británicos ha realizado recientemente otro estudio
en seropositivos africanos que residen en Londres y que por el contrario
profesaban religiones monoteístas más acordes con nuestra cultura occidental.
Así los individuos estudiados eran básicamente cristianos con presencia de un
pequeño porcentaje de musulmanes. Pues bien, el estudio demuestra que la
religión interfería con los tratamientos antirretrovirales. El motivo, cuanto
más creyente era el individuo más esperanza tenía en el poder curativo de la fe.
Incluso algunos de estos verdaderos creyentes pensaban que tomar los
medicamentos antirretrovirales implicaba una falta de fe en el poder curativo
divino. Y claro entre la medicina atea y la gloria omnímoda del Señor pues ya
se sabe. Si a eso le añadimos que otro estudio
previo mostraba que las personas más religiosas en EEUU tenían más
probabilidades de olvidarse del tratamiento antirretroviral pues podemos concluir
que, al menos en el caso haber sido infectado por el VIH, tener fuertes
creencias religiosas sean del tipo que sean: cristianas, musulmanas o animistas
es una mala decisión y que muy probablemente estas religiones están ayudando a
expandir la terrible pandemia que asola a decenas de países principalmente en
el tercer mundo. Y mientras tanto todos los profetas e intermediarios de lo
sagrado del mundo hablando siempre arrobados de la bondad y las ventajas de la fe
y la religión.
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